jueves, octubre 20, 2005

De los agujeros negros de la comunicación

Todos los días sucede que, cuando le preguntas a un usuario por su nombre para dirigirme a él/ella, te responde con el del titular de la línea, da igual que sea una empresa o que tenga la voz más grave que Umbral con 18 whiskys de más y diga llamarse Begoña:

RC: "¿Me puede decir su nombre, por favor, para dirigirme a usted?"
Usuario (un señor): "Es el de mi madre, que se llama Concepción"
RC (pensando): "¿Y puedo llamarle don Conchi?"

También los hay, todos los días, que tienen tanta imaginación que ya quisieran para sí los guionistas de las telenovelas, como la señora a la que le estaba deletreando algo...:

RC: "...k, ..."
Usuario: "¿k de qué? ¿de kilo?"
RC (pensando): "No, si lo pronuncias con 'q' ya no"

Y aunque menos, también de los que siguen empeñados en creer a pies juntillas (lo que eso signifique) que existen pequeños seres diminutos (qué tiempos...) que hacen todo lo imposible por impedirles tener una vida tranquila:

Usuario: "Es que me han puesto algo en el router para no poer navegar con la PDA"
RC (pensando): "¿Será un gremlin?"

Pero de lo que siempre, siempre, se encuentra uno todos los días son usuarios que, por acción u omisión, te mienten descaradamente. Este en concreto tenía determinado problema, que dado lo que me venía contando, lo más habitual es que fuese al revés, por eso se lo preguntaba no fuese que se hubiese hecho un lío:

Usuario: "No puedo recibir correo, enviar sí"
RC: "¿No será al revés?"
Usuario: "No lo he probado"
RC: "..."

Y querrá que se lo solucione... ¿el qué?